La corrupción es uno de los grandes problemas de las democracias modernas. Las redes de corrupción y los grupos criminales utilizan técnicas de blanqueo de capitales muy similares. De forma simplificada, una red de blanqueo de capitales se basa en el método descrito en el siguiente gráfico:
La primera etapa es la obtención o captación de fondos. En esta etapa se obtienen los frutos de la actividad delictiva. Como resultado, el presunto delincuente obtiene grandes cantidades de dinero en efectivo. El problema es que el dinero en efectivo resulta poco práctico para comprar cosas caras. Entrar en un concesionario de automóviles de lujo con varios fajos de billetes es algo bastante sospechoso. De hecho, es tan sospechoso que la ley española contra el fraude prohíbe desde 2012 el pago en efectivo de compras superiores a 2500 euros.
La segunda fase del ciclo es la colocación, que consiste en lograr que el dinero entre en el sistema bancario. Hace no muchos años era relativamente frecuente ver a personas entrando a diario en el banco para ingresar cada día unos pocos miles de euros. Habitualmente eran personas ajenas a la actividad de captación de fondos a las que se les pagaba una pequeña cantidad para que llevaran el dinero al banco. Nuevamente, este es un comportamiento muy llamativo y sospechoso que está penalizado por la ley actual contra el fraude. Actualmente los bancos están obligados a informar a las autoridades cuando un cliente intenta ingresar grandes cantidades de dinero en efectivo, en un único ingreso o de forma acumulada a lo largo de varios meses.
Los bancos offshore proporcionan el anonimato necesario para colocar grandes cantidades de dinero negro. Andorra, Suiza, Liechtenstein y Jersey son los destinos europeos favoritos de los blanqueadores de capitales. Abrir una cuenta en cualquiera de estos lugares es perfectamente legal. En los países europeos cada persona puede hacer lo que quiera con su dinero. La realidad es que el delito se produce antes, en en la fase de obtención del dinero. Por otra parte, ingresar cantidades ingentes de dinero en bancos offshore es, nuevamente, una actividad muy sospechosa.
Una vez que el dinero entra en el sistema bancario comienza el proceso de laminado o fragmentación, que consiste en realizar múltiples movimientos entre las cuentas de las empresas instrumentales que posee la red de blanqueo. Estos movimientos suelen consistir en préstamos entre empresas y emisión de facturas por contraprestaciones inexistentes. Para dificultar el seguimiento del dinero en el proceso se suelen utilizar multitud de empresas "fantasma" y transferencias entre diferentes bancos y países. El dinero se blanquea progresivamente en esta confusa red de empresas y transferencias. La "blancura" resultante depende de la dificultad en establecer la relación entre el saldo final y el dinero original colocado en el banco.
Llegados a este punto el dinero está listo para la fase de integración. Las empresas instrumentales utilizan el dinero blanqueado para comprar bienes de lujo, propiedades inmobiliarias, bonos del estado y participaciones en empresas. Estas propiedades se canalizan a través de más empresas instrumentales hacia el delincuentes que inició el proceso.
En mi libro "Qué es esa cosa que llaman política" se analiza el problema del despilfarro y la corrupción en las sociedades democráticas. La corrupción es, de hecho, una de las mayores amenazas de la democracia porque ataca directamente a dos de sus tres pilares fundamentales.