El brote del virus de ébola de 2014 es el más extenso y peligroso registrado hasta la fecha. El brote de 2014 supone, hasta ahora, la tercera parte de los casos registrados desde 1976, fecha en la que comienzan el seguimiento de la enfermedad por la OMS.
El brote comenzó en febrero de 2014 en Guinea. En mayo se extendió a Guinea Conakry, capital de Guinea. La llegada del virus a una ciudad masificada, con sistemas sanitarios deficientes y un sistema de salud pobremente desarrollado abrió las puertas a una epidemia extremadamente más grave que todas las sucedidas hasta la fecha.
El flujo de personas entre las ciudades favorecieron la exportación del virus a otros países. Pocos días después de la llegada a Guinea Conakri, el virus se extendió a Liberia, Sierra Leone y Mali. En julio se detectó el primer caso en Nigeria.
La mortandad histórica del ébola se sitúa en el 68%. Hasta la fecha, los brotes de ébola han estado geográficamente localizados precisamente como consecuencia de su elevada mortandad. El virus atacaba una comunidad rural contagiando rápidamente a un porcentaje elevado de su población, causaba un número brutal de fallecimientos y se extinguía porque no tenía tiempo de encontrar nuevos individuos a los que contagiar. En el contexto de las ciudades masificadas el virus ya no tiene límites para el crecimiento.
El cuidado de la salud se ha convertido en una preocupación global. El tránsito de viajeros por todo el mundo es continuo. Desde una ciudad moderadamente importante, como Guinea Conakry, un virus necesita sólo 24 horas para llegar a cualquier capital del mundo.
Precisamente por este motivo es imprescindible desarrollar la conciencia de que la salud requiere planteamientos y estrategias globales. La primera línea de defensa contra la llegada del ébola a Madrid, Paris, Londres, Berlín, Nueva York, Tokyo, Beijing, Bombay, México DF o Sao Paulo, está precisamente en lugares como Freetown, Lagos, Malabo y Monrovia. Esta defensa global contra el ébola debe basarse en llevar a todos los rincones del mundo los medios higiénicos, sanitarios y médicos necesarios para que las ciudades en crecimiento de los países en desarrollo sean seguras, limpias y saludables.
Los contenidos de este blog están relacionados con los aspectos clave de la gestión de personas que permiten transformar a los empleados en los activos más valiosos de las compañías.
jueves, 31 de julio de 2014
Evolución del ébola
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domingo, 27 de julio de 2014
Datos sobre seguridad aérea
La concentración de catástrofes aéreos en julio de 2014 ha vuelto a disparar las alarmas acerca de la seguridad del tráfico aéreo.
- El 17 de julio el vuelo 17 de Malaysia Airlines fue derribado por un misil. Fallecieron las 298 personas que viajaban a bordo.
- El 23 de julio se estrelló el vuelo 222 de TransAsia Airlines al intentar realizar un aterrizaje de emergencia. Fallecieron 48 personas.
- El 24 de julio se estrelló el vuelo 5017 de Air Algerie. Fallecieron las 116 personas que viajaban a bordo.
Los tres accidentes ha ocasionado un total de 462 víctimas. Los diez únicos supervivientes viajaban en el vuelo de TransAsia Arilines. Estos eventos y el reducido índice de supervivencia han reabierto el debate acerca de la vulnerabilidad de los vuelos comerciales.
Los siguientes gráficos se han construido con los datos de todos los accidentes aéreos que han tenido lugar desde el año 2000.
Analizando los datos se pueden observar varias cosas interesantes:
Los picos son mucho más pronunciados en el número de víctimas que en número de accidentes. Esto es debido a que la mayor parte de los accidentes corresponden a aviones privados pequeños y aviones militares. Los accidentes de vuelos comerciales son muy escasos, pero cuando suceden varios en poco tiempo, se produce un pico importante en el número de víctimas.
El número de accidentes ha descendido a la mitad en los últimos quince años. La tendencia sigue siendo descendente a pesar de las tres catástrofes recientes.
La media de víctimas por accidente permanece estable.
Si tenemos en cuenta que el tráfico aéreo se ha duplicado en los últimos quince años y que la tasa de accidentes ha descendido a la mitad, podemos concluir que volar hoy es cuatro veces más seguro de lo que lo era en el año 2000.
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