miércoles, 8 de agosto de 2012

Historias olímpicas (6) - Yelena Isimbaeva




Yelena Isimbaeva no pudo lograr la que habría sido su tercera medalla de oro consecutiva en salto con pértiga femenino. Con deportividad celebró el bronce y felicitó a las saltadoras que habían quedado por delante de ella. Isimbaeva ha tenido siempre un comportamiento ejemplar en la pista, incluso cuando ha sufrido decepciones importantes.

En pértiga, ganar el bronce siendo la favorita no es un mal resultado. Esto contrasta con lo que sucede en otras pruebas. Para Usain Bolt ganar el bronce en los 100 metros lisos habría sido un fracaso terrible. Existen diferencias entre las disciplinas deportivas que hacen que la predicción del resultado sea mucho más sencillo en unas pruebas que en otras.

El salto con pértiga es una disciplina muy compleja en la que entran muchos factores en juego. En primer lugar el atleta debe decidir la dureza de la pértiga que va a emplear en el salto. Las pértigas más duras te impulsan más alto, pero para utilizarlas hay que emplear mucha más fuerza. Después está el punto de agarre de la pértiga, diferente para cada altura, la carrera, el encaje de la pértiga en el cajetín, el ascenso doblando la pértiga en la dirección adecuada, el impulso final soltando la pértiga, la rotación del cuerpo sobre el listón y la caída controlada desde casi cinco metros.Cada salto está formado por al menos ocho componentes técnicos diferentes, cada uno de los cuales se entrena por separado. Fallar en uno solo de los ocho componentes puede arruinar el salto.

Además, entran en juego componentes externos que alteran las condiciones de cada salto. La fuerza y dirección del viento son determinantes. En los estadios grandes suelen formarse remolinos de viento cambiantes que alteran las condiciones entre salto y salto. Luego está la lluvia. En Londres comenzó a llover justo antes del salto decisivo de Isimbaeva. Con lluvia la pértiga resbala, la pista es más lenta, la fuerza de entrada al cajetín es menor y la pértiga se dobla con más dificultad. Isimbaeva falló y perdió la medalla de oro. En condiciones de lluvia ninguna atleta logró realizar un salto válido. Jennifer Suhr, plata en Beijing, se llevó merecidamente el oro con un salto previo de 4,75 metros.

En 100 metros lisos la complejidad de la prueba está en la salida y en la carrera. Solo son dos factores. Si no haces nulo y eres el más rápido es muy probable que ganes. En 110 metros vallas la complejidad es mayor: está la salida, la primera valla, la técnica de salto y el sprint final tras la última valla. En esta prueba los atletas entrenan para dar siempre el mismo número de pasos entre cada valla y saltar siempre con el mismo pie. Son muchos más factores, lo que provoca que la prueba sea más impredecible, como pudo comprobar uno de los favoritos, Liu Xiang en su serie de clasificación.

La complejidad es un aspecto que siempre hay que considerar en las tareas que se resuelven en los entornos profesionales. Cuanto mayor es la complejidad más impredecible es el esfuerzo necesario para realizar la tarea y la calidad final del producto. Los buenos líderes saben esto y trabajan sistemáticamente para simplificar las cosas y clarificar el objetivo y el alcance de cada tarea.

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