lunes, 6 de agosto de 2012

Historias olímpicas (4) - Dopaje



La Navaja de Occam es un concepto científico muy útil. Nos dice que la hipótesis correcta suele ser aquella que requiere menos asunciones, esto es, las explicaciones más sencillas tienen muchas más probabilidades de ser ciertas que las explicaciones complejas y enrevesadas. Es una de las herramientas más eficaces del pensamiento analítico y la toma de decisiones.

El Comité Olímpico y las federaciones están manejando con mucha discreción los casos de dopaje que se están detectando en esta olimpiada. Es un tema que debe manejarse con muchísima prudencia porque cualquier paso en falso puede invalidar el proceso y dejar impune a un tramposo.

Se ha mejorado mucho en los últimos años tanto en las técnicas de detección como en los procedimientos de gestión de los casos sospechosos. Esto ha permitido reducir la brecha entre la tecnología del dopaje y la tecnología de la detección del dopaje. Cada vez que aparece una nueva forma de dopaje pasan uno o dos años antes de que las federaciones estén preparadas para identificarla, detectarla y sancionarla.

La tecnología de detección del dopaje va dos pasos por detrás de la tecnología del dopaje. Las sustancias ilegales más avanzadas que utilizan los tramposos de hoy son virtualmente indetectables para los métodos de análisis actuales. Por este motivo, las muestras se congelan y se examinan varios años más tarde, con mejores tecnologías que permiten detectar cantidades menores y nuevas sustancias. Es triste que algunos deportistas deban esperar ocho años para obtener una medalla que les fue robada por un tramposo, pero es lo que hay.

Un análisis de dopaje positivo es la evidencia de una anomalía. Esencialmente un positivo en un control de dopaje se produce cuando:
  • Se encuentra una sustancia incluida en la lista de sustancias prohibidas.
  • Se encuentra una sustancia extraña que no está en ninguna lista previa.
  • Se encuentran valores incompatibles con la fisiología humana de una o varias sustancias naturales producidas por el organismo humano.
  • Se detectan variaciones anómalas de sustancias naturales en el registro histórico de análisis de un deportista.
  • El deportista se niega a pasar un control de dopaje.

Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Por otra parte, un positivo en un control de dopaje es una prueba muy difícil de refutar. El deportista es sancionado porque los resultados de sus análisis no se corresponden con la composición y los valores naturales de un ser humano. La simple existencia de esta irregularidad es suficiente para sancionar al deportista. El deportista tiene la oportunidad de explicar la anomalía pero si no consigue una explicación suficientemente satisfactoria deberá enfrentarse a la sanción correspondiente.

Es precisamente en las explicaciones de los análisis positivos donde se pone de manifiesto la creatividad de algunos deportistas y la utilidad de la navaja de Occam para diseccionar las explicaciones inverosímiles.

El velocista Justin Gatlin (testosterona), bronce en Londres2012 culpó de su positivo en 2006 a una loción aplicada por una masajista. Su entrenador declaró que todo era un montaje.  El caso Gatlin fue el principio del fin de la red BALCO de distribución de esteroides.

El corredor de fondo Dieter Baumann (positivo por nandrolona) declaró que alguno de sus rivales había contaminado su pasta dentífrica.

El velocista Dennis Mitchell (testosterona) declaró que su elevadísimo nivel de testosterona era consecuencia de beber cinco cervezas y hacer el amor con su mujer cuatro veces la noche anterior a la toma de la muestra.

El velocista Ben Jonhson (estanozonol) negó el consumo de esteroides y sugirió que el positivo podría haber sido provocado por una bebida derivada del ginseng.

El tenista Petr Korda (nandrolona) declaró que había consumido carne de ternera contaminada. Un estudio posterior concluyó que Korda debía haber tomado cuarenta chuletones al día durante veinte años para alcanzar los niveles de nandrolona encontrados en los análisis. El ciclista AlbertoContador utilizó el mismo argumento para explicar el clenbuterol encontrado en su orina en 2012.

El nadador David Meca (nandrolona) declaró que había consumido un plato contaminado de casquería brasileña.

El marchador Daniel Plaza (nandrolona) declaró que había absorbido la sustancia por practicar de forma repetida el sexo oral con su esposa embarazada.

El corredor LaShawn Merrit (DHEA) declaró que ingirió la sustancia en un medicamento específico para alargar el pene.


El caso del ciclista Tyler Hamilton es especialmente llamativo. Se encontraron en su sangre células de otra persona. Alegó que correspondían a un gemelo nonato que absorbió en el vientre de su madre. Posteriormente confesó haber utilizado EPO. También se encontraron células ajenas en la sangre del ciclista Alexandre Vinokurov, quien alegó que todo era una conspiración. Vinokurov ha ganado la medalla de oro en la carrera en ruta de Londres 2012.

El saltador de altura Javier Sotomayor (cocaína) culpó a una conspiración de la mafia cubana de Miami. Fidel Casto declaró que todo era una conspiración de la CIA.

El tenista Mario Puerta (nandrolona) declaró que había bebido agua del vaso de su esposa, que estaba en tratamiento con un medicamento susceptible de dar positivo. Años antes Puerta había sido sancionado por otro análisis positivo, motivo por el cual esta vez fue sancionado por ocho años, en la práctica una sanción a perpetuidad.

El ciclista Floyd Landis (testosterona) aporta un argumento nuevo cada vez que su última explicación es desestimada. Primero dijo que los niveles de testosterona se dispararon porque la noche anterior se emborrachó con whisky y cerveza. Después alegó que la testosterona provenía de una pomada que se aplicaba para paliar el dolor de espalda. También dijo que su organismo generaba niveles anormales de testosterona por una mutación genética y culpó a un tratamiento para la tiroides. Finalmente se ha apuntado a la tesis de la comida contaminada.

El jugador de rugby Ryohei Yamanaka (esteroides) declaró que había utilizado una crema para hacerse crecer el bigote sin percatarse de que en el prospecto se indicaba que contenía esteroides.

La selección femenina de fútbol de Corea del Norte protagonizó en el año 2011 un caso de dopaje masivo. Cinco componentes del equipo dieron positivo por esteroides. La federación de Corea del Norte alegó que estaban siendo tratados con un remedio de medicina natural china para curar los efectos causados por un relámpago que había caído cerca de ellos la tarde anterior.

La tenista Sesil Karantancheva (esteroides) declaró que el positivo había sido provocado por un embarazo inadvertido.

La corredora de fondo Mary Slaney, más conocida por su nombre de soltera Mary Decker (testosterona) declaró que sus niveles anormales de hormonas eran consecuencia del abuso del alcohol y la utilización de píldoras anticonceptivas.

La lista de casos es tan larga que serían necesarias decenas de páginas. Algunos de estos deportistas lograron ser exonerados, más por injerencias políticas y defectos de forma que por la validez de sus argumentos. Otros lograron librarse de la sanción desapareciendo del escenario competitivo, como los atletas y nadadores chinos que justificaron sus resultados con un preparado a base de “sangre de tortuga”.
En los casos en los que se sorprende a alguien haciendo algo que se supone que no debería hacer, suele ser inevitable que aparezca una excusa más o menos inverosímil que intenta explicar lo inexplicable. La navaja de Occam nos dice que las explicaciones confusas y complejas tienen poca probabilidad de ser ciertas, por más pasión que ponga el implicado en defenderlas.

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